r e l a t o s u c i o

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HAY QUE JODERSE

 

Igual que tras unos dias con diarrea viene el restreñimiento, Antonio sabia que esos dias de auténticas desgracias suponian el advenimiento de mejores tiempos.

Fué solo tras esta pequeña reflexión que ya no le supo tan mal que sus hijos le hubieran llamado fracasado. Ni que decir que ahora le importaba un carajo que su socio le hubiera robado el dinero de su empresa. ¿A quien le interesaba ese patético negocio? Por supuesto que a Antonio ya no, porqué por fin podia decir que no le preocupaba la ruina, porqué ya se encontraba en ella.

Además, su mujer le habia presentado los papeles de ese maldito divorcio. "A la mierda nuestro divorcio" le habia dicho él. "Búscate un buen abogado" le contestó ella, mientras le cerraba la puerta del piso, su antiguo hogar.

Antonio sabia que la habitación de ese hostal no era el mejor lugar del mundo, pero por lo menos podia beber cerveza en la cama, mirar la televisión en calzoncillos y mear con la puerta abierta. Las sabanas las cambiaban dos veces por semana, y nunca tenia porqué hacerse la cama.

Encontrarse en la barra de un bar un domingo a las doce de la noche solo podia significar una cosa: malos tiempos. Pero Antonio sabia que llegaria a superarlo. Su mujer le volveria a perdonar. Sus hijos no volverian a insultarle a la cara. Y encontraria otro socio con quien montar un buen negocio. Quizás esta vez algo digno. No tenia porqué perder la esperanza, ya que todo parecia formar parte del ciclo natural de la vida. Ahora debia estar mal, para luego poder estar bien. "Tarde o temprano -se decia- todo volverá a ser como siempre".

Pero hasta entonces tendria que soportar ese apestante olor a ropa sucia, esos molestos gemidos de la habitación de al lado. Habria que esperar un poco más, todavia no era el momento. La mañana siguiente a un incidente con cucarachas Antonio trató de volver a su hogar, pero ella, desde dentro, giró la llave dos veces.

(11/01/02)