r e l a t o s u c i o

 

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SEÑOR ECUACIÓN

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PEDRO

 

_¡Pedrooo! ¡Pedrooo, hijo mío!

_¿Qué pasa, mamá?

_Pedro, hijo, ven aquí. ¿Dónde estabas?

_Estaba haciendo los deberes de ciencias.

_Ven, siéntate aquí.

_¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan seria?

_Verás hijo, ya tienes una edad, y hay ciertas cosas que tengo que decirte.

_¿Qué cosas, mamá?

_Pues... Cosas, hijo.

_¿Y por qué dices que ya tengo una edad? Sólo tengo 8 años.

_Sí, hijo, y de eso se trata. Te acuerdas de tu anterior cumpleaños, ¿verdad?

_Sí, fue el mes pasado.

_Y te acuerdas de cuantas velas había sobre el pastel, ¿verdad?

_Sí, claro, ocho velas.

_¿Y te acuerdas del cumpleaños del año pasado?

_¿El del año pasado? Pues... Sí, sí que me acuerdo. Lo celebramos en aquella pizzería que está al lado del metro.

_¿Y te acuerdas de cuántas velas había sobre el pastel?

_¿Velas? Pues habría sie... ¡Ocho! ¡Sí, eran ocho velas! Pero no puede ser, ¿verdad?

_Sí que puede ser, hijo. Ocho velas. Ocho. Siempre ha habido ocho velas.

_¿Quieres decir, en todos mis cumpleaños?

_Sí, en todos.

_Pero... Pero... ¿Es que siempre he tenido ocho años?

_Así es.

_¡¡Pero eso no puede ser!! ¡¡¡No es posible!!!

_Hijo mío, ¿no te has dado cuenta de en qué curso estás? ¿Y, si lo piensas un poco, no te das cuenta de que siempre has estado haciendo el mismo curso?. Los compañeros cambian, van avanzando, pero tú siempre sigues ahí. Siempre la misma clase, con la misma profesora, aunque un año más vieja cada vez. Sí, todos somos un año más viejos cada vez. Todos menos tú.

_¿Y cómo puede ser cierta tal cosa? ¿Acaso soy inmortal? ¿Soy un vampiro? ¿Un ser de otro mundo? ¿Qué pasa, mamá?

_Confiábamos que no lo notaras, pero la verdad es que... ¡Eres un androide!

_¿Un qué?

_Un androide. Un ser artificial. Un humano sintético. Como Data, como la Visión, como Arale Norimaki... Eres un androide.

_Un androide... Claro, ahora todo cuadra. Por eso vosotros siempre comíais, pero yo nunca tenía hambre. Y por eso nunca iba al lavabo. Creía que era simplemente porque no tenía ganas... Pero ya veo que no. La razón es otra. Soy un robot.

_Bueno, robot no es la palabra correcta.

_Sí, "androide", lo que quieras. ¿Y quién me construyó? ¿Fuisteis papá y tú?

_No. La verdad es que no lo sabemos. Simplemente te adoptamos. Creíamos que eras un niño normal, pero comenzamos a sospechar cuando nos dimos cuenta de que junto con tu cartilla de nacimiento venía un pequeño manual de instrucciones.

_O sea, que además soy adoptado. ¿Por qué me lo habéis estado ocultando tanto tiempo?

_Tú padre y yo no nos atrevíamos a decírtelo, y pensamos que a lo mejor no te darías cuenta. Pero finalmente nos decidimos a confesarte la verdad. Creíamos que tenías derecho a saber.

_Vaya. ¿Y cómo funciono? ¿Me alimento de energía solar o algo así?

_En realidad no. Tienes una pequeña batería recargable en la espalda. Cada vez que se te agota la enchufamos una par de horas, y hala, ya tenemos para otros seis meses.

_¿Y mis poderes?

_¿Qué poderes?

_Bueno, todos los androides tienen algún tipo de poder, ¿no?. Disparan rayos por los ojos, son invulnerables, son superfuertes, vuelan...

_Que yo sepa tú no haces nada de eso. De todas formas no hemos acabado de leernos el manual de instrucciones, así que a lo mejor pone algo. Resulta que el manual está en inglés, y como ni tu padre ni yo sabemos...

_¿Y quién os dijo lo de la batería?

_El técnico del video. Cuando se te acabó la batería por primera vez lo llamamos, y él encontró la forma de recargarla.

_¡Uahu! O sea que soy un androide... ¡Qué guapo!

_Entonces no estás enfadado, ¿no?

_Pues no. Bueno, al principio sí que me he enfadado un poco, pero ahora ya se me ha pasado. Dime, ¿dónde tienes el manual?

_Papá lo guarda en su cajón de los calcetines.

_Vamos a echarle un vistazo, a ver si pone algo de poderes.

_¿Te imaginas que realmente puedas hacer todas esas cosas? Sería increíble.

_Sí. Sería muy poderoso. Podría conquistar el mundo y esclavizar a la especie humana. Podría hacer que me obedecieran, que hicieran lo que yo les digo. Gobernar sobre todo el planeta.

_¿Tú crees?

_Sí, claro.

_Pues qué diver, ¿no?

_Sí. Te quiero mucho, mamá.

_Y yo a ti también, hijo mío.