r e l a t o s u c i o

 

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SEÑOR ECUACIÓN

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TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

 

Aunque muchos científicos lo negarán si se les pregunta al respecto, existe un laboratorio en Nebraska, Estados Unidos, donde se ha conseguido convertir un triángulo dibujado sobre un papel en un círculo, sin borrar la figura y redibujarla, sin usar tijeras, sin doblar el papel, y, en definitiva, sin utilizar ninguna táctica de este tipo. Por lo visto el experimento ha exigido muchos años, y una suma de dinero tan escandalosa que si el contribuyente norteamericano supiera a qué van destinados los impuestos, montaría en colera. Pero lo que la gente no sabe, y ni siquiera se atreve a soñar, es el oscuro fin al que están destinados tan arduos esfuerzos. ¿Por qué querría la humanidad convertir un triángulo en un círculo? ¿Qué utilidad podría tener?

Ah, pero no crean que yo lo sé. No tengo ni la más remota idea. Precisamente eso es lo que me disponía a averiguar la noche del 3 de abril de 1999, cuando, disfrazado de mariachi, me infiltré en el ya nombrado laboratorio de Nebraska. De cara al mundo, se trata de un simple laboratorio donde se fabrican pastillas para dormir (algunas de muy bellos colores). Por supuesto mi presencia en el lugar fue rápidamente detectada, pero resultaba tan incongruente ver a un mariachi pasearse por las instalaciones de un laboratorio farmacéutico que todo el mundo hizo un esfuerzo consciente por no prestarme atención. Sin embargo las cosas se pusieron más difíciles cuando accedí al sótano, el lugar donde se escondía lo verdaderamente interesante. En seguida un ejército formado por unas terribles criaturas (sin duda mutantes, convertidos por obra y gracia de los esteroides en poco menos que gorilas con garras, aunque tampoco pude verlo bien porque me había dejado las gafas en casa) cayeron sobre mí y me redujeron. Después de atarme y amordazarme me condujeron ante su líder, un científico loco de canosa y despeinada cabellera, postura diabólica, bata blanca, y bigote y gafas opcionales.

_¡Conozco tu plan!_ le amenacé_ ¡Sé que habéis conseguido convertir un triángulo en un círculo!

_¡Y yo conozco tu plan!_ me dijo él, tan malvado como cabría esperar_ ¡Pretendes averiguar para qué hemos convertido el triángulo en círculo!

_¡Así es!

_Entonces... estamos empatados, ¿no te parece?

Ante eso no pude decir nada, y no tuve más remedio que admitir que la igualdad de conocimientos dejaba el enfrentamiento en tablas, así que me vi obligado por mi honor de hombre, de periodista y de eventual mariachi, a dejar la base en Nebraska. No sin antes, eso sí, deleitar a mi público con "Cielito Lindo" y "Paloma Negra", dos grandes clásicos de la canción popular mexicana que nunca morirán.

Tras mi visita al laboratorio, acudí a entrevistarme con Ralph McHoud. Ralph era un vendedor de hamburguesas en la pequeña ciudad de Martinville, Illinois, que contaba por aquel entonces con diecisiete años de edad y graves problemas de acné juvenil. El bueno de Ralphie no tenía ni la menor idea de qué era todo aquello de lo que yo le estaba hablando, pero conseguí que me preparara una estupenda hamburguesa con queso que consumí con voracidad. Acompañada de un refresco, por supuesto.

Mi tercer paso en la investigación fue dirigirme a una comisaría del barrio de Harlem, en Nueva York. Allí denuncié el hecho que estaba investigando, y aproveché también para denunciar la desaparición de una pelota de baseball firmada por alguien llamado Peter o Paul o algo que empezaba por P, y que el perro de un compañero de clase, allá en la escuela primaria, sustrajo de su lugar de reposo en el mueble de mi habitación. Siempre recordaré con tristeza aquel día, aunque sucedió hace más de treinta años. El dolor, la pena, las lágrimas resbalando por mi mejilla mientras el can se alejaba contoneando su rabo de felicidad, con el pequeño esférico entre sus sucios dientes.

Y de momento esto es todo. No he conseguido ir más allá, pues muchas son las dificultades con las que un hombre debe enfentrarse cuando quiere averiguar la verdad (y es posible que una mujer deba enfrentarse también con muchas dificultades, ya se lo preguntaré a mi madre, que es la única mujer de la familia). Si por casualidad alguien tiene alguna idea sobre el motivo, sin duda maligno, por el que el gobierno de los Estados Unidos se ha esforzado tanto en convertir un triángulo en un círculo, yo estaría muy feliz en saberlo.

Gracias, muchas gracias.

 

(Febrero 2002)