r e l a t o s u c i o

 

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WIRED WHITE WIDOW

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PAPEL DE LIJA EN MANO ; UNA PAJA PLACENTERA

 

Un paseito por Las Vegas pensó que le vendría bien. Tanto trabajo... en la gente que lo rodeaba. "Es que necesito que me presten atención". Pensó en comprar todo el amor que pudiera pagar, hay muchas maneras de adquirir deudas, una sóla de solucionarlas: no pagar un duro y intentar adivinar de qué manera te harán el favor de enviarte al cielito lindo de los corazones. El plan resultaba perfecto, directo a las Vegas. El problema es que si se parte de cero a penas tiene uno dinero para pasar de Mataró, Can Tunis queda más cerca, y ahí es fácil meterse en líos y que le acaben pegando un tiro a uno. Con un poco de suerte con algo de vicio en el cuerpo,. Que puestos a liarla casi mejor estar medio puesto. Nunca probó substancias peligrosas, pero ahora estaba dispuesto a hacerlo. Ni que fuera para joder al Hijoputa de Dios, para dar un poco pol culio a los cabrones del seminario.

Se le resisten las pibitas. Desde su motorette les pellizca el culo en cuanto ve la oportunidad. No es la primera vez que le pasa lo que con la tercera de la tarde. El noviete de turno, en nada distinto a los demás, con la misma verborrea de todos. Éste atiza un poco más mariquita, un par de empujones y nada más porque la zorra estúpida encima lo frena. Se acuerda de las buenas azotainas, de los machos de verdad, descerebrados pero con un buen par de cojones. Cachas, agresivos. Le gusta mirarles a los ojos mientras le pegan. Él se pone y ellos se encienden. Y si puede cazar al vuelo alguna gota de sudor de verano y de mala hostia... solución de esencia salada de macho y polución en el aire, polución tras la bragueta. Cómo le pone si llega la policía y atizan al machito. Como se pondría si le empezaran a atizar a él. Quizá lo hagan un día, pero suelen llegar demasiado tarde, cuando el cholaco ya ha dejado marcas en su cuerpo, le ven tan endeble y él se siente tan fuerte... normalmente será el burro el que reciba. Tampoco le desplace observar como hacen mella en él las porras. Se admira de la fuerza y la brutalidad que pueda imprimir un gordito seboso a quien más bien se imaginaría tras el mostrador de una ferretería de barrio, o como operador de grúa desplomado en su asiento, comiendo el bocata calamata mientras derriba un edificio... Guiñarle el ojo a la nena, tocarse la polla y mostrarle cuán enhiesta está, rascársela con ganas mientras observa los cuerpos de macho contornearse al ritmo de las hostias. Y la nena tan asustada mirando al novio que ni se da cuenta de las guarradas que él le insinúa. Un viejecito lo ve, pero da media vuelta y lo ignora. La abuelita, desde la acera de enfrente, tapa los ojos a su nietecito, que está contento de que le aplaste la cara contra las tetas. A él que aún no conoce pero ya se le despertó el instinto, el tacto de las carnes flácidas le sirve para empezar a crear sus castillos de plástico envuelto en carne, se empina pensando en las guarronas de los programas infantiles del domingo mañana. Como le jode que la abuela le obligue a ver la misa. Y la abuela sigue indignada, se santigua sin dejar de mirar atrás, absorta como está no siente a su nietecito, que refriega su polla contra las cartucheras, que desliza su mano bajo los pechos, por el dorso, para que no se note.

Las Vegas, Las Vergas. Vayamos de chapas. Te pago si men dejas que te la coma. Si quieres que me corra serán 15.000, cerdo viejo de mierda. Y como te vuelvas a manchar las botas de tu lefa asquerosa... Oh, sí, sí, dame fuerte, dame lo que sabes que deseo!!

Es duro descubrir las maravillas del orgasmo cuando una ya es octagenaria, y el marido, pastor retirado, ya no está pa esos trotes, no le da pa los cinco metesacas que ella desea al día de promedio. Le recrimina siempre prefiriera consolarse en el monte con las ovejas que bajar a verla a ella, y con un poco de suerte si lo enfada le dara unos poquitos azotes, antes que que le dé el yuyu de turno, el dolor de cabeza o de muelas o de hígado o el reuma y ella no vaya a buscarle el coñac, nada más para joderlo y a ver si la pega un poco más. Maravillosa la vida del jubilado con tanto tiempo libre, tan poco en realidad pues reza y a ver si llegas a mañana, fóllame antes de que me muera. Y si pudiste hacerlo antes repite ahora, que si tuvieras dinero bien te irías de putas. Él se acuerda de su amigo Liborio, que como heredó de su mujer ahora sí que tiene pa putas, y se va con sudacas jovencitas de las que tienen el culo enorme, y les paga más para que vayan diciendo por el pueblo lo grande que la tiene y lo bien que las monta, aunque rumorean las cotorras en la peluquería que dice el farmaceutico que le vendió una de Viagra y volvió al día siguiente para comprar dos más, así que ni con ésas. Como se rien las marujas, aprovechando la pausa para la publicidad del programa de la Mª Teresa Campos. Él ya no va a la peluquería y cuando pasa por delante levanta la cabeza demasiado, hasta grotesco, se rien de él y de su pelo, pues no hay más peluquerías en el pueblo. Salta a la vista que se lo hace él mismo y no pensó en afilar las viejas tijeras.

Sí, fue un octagenario pastor de verdad, pero no sé si la pegaba. La acabó encerrando en un psiquiátrico, donde me la imagino insertándose cualquier objeto susceptible de estimular su vagina, su páncreas. Insinuándose al carcelero bajándose las bragas, lamiéndose los pelos del bigote. Tiene un pavo hambriento entre las piernas.

(remix - enero 2002)